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domingo, 17 de octubre de 2010

Mi amor, no digas nada, y sígueme.


Olor a música.
Calcetines teñidos por la suciedad.
Llega. Lento, pasos cortos. Do, do, re, mi.
Una mano, y otra. Cuatro pies rozándose.
Besos desparramados por la habitación.
Las manos y su cuerpo marcadas en la ventana.
El calor empaña los vidrios,
Deja oír los gritos del amor, enciendeme como al cigarro.
Nubes de humo ascienden al techo.
Sueños colectivos invaden el lugar.
Licor derramado en la cocina, y su corpiño encima de la heladera.
Colillas en el cenicero.
Fugaces besos de cocina. Fuertes abrazos de sillón.
Cadenas de brazos enlazados.
Piel. Mucha piel desnuda.
El juego culmino en empate y abatido caes en mis brazos.
Pizzas frías desparramadas por el suelo.
El queso pegado al cartón,
El cuerpo al sillón.
Despierto, y vuelves a desaparecer,
Para volver mañana, a cantarme de nuevo.

3 comentarios:

  1. La brisa erotista que se desata tras una noche calurosa.
    Placer, cielo, tiene muchos sobrenombres, acercados pero ninguno acertado.

    Lindo poema mi estimala Mikala,
    saludos

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  2. Preciosa descripción, momentos inolvidables...y volverá. Un fuerte abrazo!

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  3. Momentos de la vida vulgar, tragedias de la vida vulgar....éxtasis de la vida vulgar que todos hemos vivido, pero que ninguno hemos descrito como tu pluma, con esos especiales trazos...mi felicitación porque tienes eso especial que necesita la `poesía...un beso desde la vieja españa de azpeitia

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