El prefiere todos los vicios,
es un ciego desahuciado.
No tiene limites, y pide mil veces perdón,
no se identifica demasiado.
Algún día fue comandante,
de una fragata con rumbo a júpiter,
se perdio en el cielo nocturno del espacio,
entre treinta mil centellas,
olvido su nombre,
y volvió a la tierra, como un don nadie.
Un minuto de silencio,
para el poeta de mil cuentos.
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