No sabia que era feminista hasta que la susy me lo dijo.
No le había puesto nombre a un sentimiento, a una actitud, a una forma de pensar-hacer que tenía desde muy pequeña.
Feminismo me sonaba a algo cercano al espanto,
pero cuando susy lo dijo, sono a liberación.
Desde chica me molestó la imposición de usar vestido.
Amaba el de girasoles amarillos con fondo turqueza super comodo y fresco en verano,
pero en invierno no queria cancanes que aprisionaran mi vulva, que marcaran mis piernas,
queria jardinero trepador de arboles, jardinero de piernas abiertas y nada de risas por bombachas al viento,
eso de mostrar el calson vendría después como sinonimo de rebeldía.
Ahora me doy cuenta de todas las veces que dije que no, que la injusticia de ser mujer me revolvió el estomagp,
todas las veces que dude, agradezco esa duda que desestabilizo el orden establecido,
que motivo la transformación, el deseo, la búsqueda de otros caminos posibles.
La duda rompe lo hegemonico, me dijeron.
Y ahi voy, deconstruyendo mi camino, mi dia a dia, uniendo los pedacitos de mi que me gustaría sostener, rearmar, conectar, recomponer, mimar..
después de tanto dolor, de tanto sufrimiento, de tanto que el poder intento doblegar y subyugar,
levanto mi cabeza, dejo mis bellos crecer como arma de resistencia, que se asqueen con solo verme,
me regocijo en el hecho del bajon que les da el verme con alas, con fortaleza, con una belleza reconstruída del dolor, pero belleza.
Reclamando mi derecho al goce, al no querer ser solo hermosa, sino a que me nombren genia, creativa, luchadora, poderosa, bruja, amiga y compañera.
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